La acondroplasia no posee un tratamiento específico. Se deben o pueden tratar algunas anomalías ligadas a esta mutación como la estenosis raquídea, la compresión de la médula espinal (Figura 1) (1) que es una curva muy marcada en la espalda, con ejercicios esta última se puede mejorar, con terapia física se puede inhibir el desarrollo de estas deformidades esqueléticas, por ejemplo: si se fortalecen los músculos del abdomen esta deformidad se puede evitar. En casos mas avanzados la curva de la espalda, que genera dificultades respiratorias (4) (causadas por estructuras faciales pequeñas, amígdalas de tamaño aumentado o tamaño reducido del pecho) (8) y fuerte dolor de piernas pueden causar parálisis lo cual requiere de cirugía para disminuirla. (4,6).
Figura 1: Estenosis raquídea, curva muy marcada en la espalda.
La hidrocefalia suele estar presente en niños con acondroplasia, por lo que el médico debe realizar una prueba para detectarla, de ser necesario un neurocirujano deberá insertar una derivación en el cerebro de este modo drenará el exceso de líquido aliviará la presión. (8)
La joroba (Figura 2) se puede corregir durante los primeros dos años o mientras son bebés mediante un aparato especial (abrazadera), para corregir la deformidad de las piernas en arco se puede hacer una cirugía correctiva, y así la deformidad se ve disminuida.
Figura 2: Joroba, cifosis
Los bebés con acondroplasia presentan infecciones de oído con mayor frecuencia que un niño sin esta displasia por lo que se debe prestar especial atención a estas infecciones de lo contrario podrían causarle sordera (4), para evitarlo se colocan pequeños tubos de drenaje en el oído medio (8).
Algunos problemas dentales se deben al amontonamiento de las piezas dentales, pero esto se puede mejorar con cuidados especiales como la ortodoncia (frenos dentales), o en algunos casos para liberar espacios se extraen piezas dentales.
Un problema común en las personas con acondroplasia es el aumento de peso por lo que se recomienda controlar le dieta desde su niñez, disminuyendo así los carbohidratos y aumentando el consumo de frutas y verduras (4); además, actividad física, se recomiendan actividades como nadar y andar en bicicleta, se deben evitar los deportes de alto impacto y practicar gimnasia (8).
En la infancia se pueden controlar algunas anomalías siguiendo una serie de evaluaciones:
· Realizar exámenes neurológicos con IRM y TC de la región del foramen magnum, así se avalúa la hipotonía o signos de compresión de la médula espinal.
· Examinar las posibles deformidades de la columna, si se observa debilidad del tronco
· Evaluación el avance del habla a los dos años.
· Monitorización de su integración social.
· Tratar usualmente la otitis media (inflamación de la mucosa que recubre el oído)
· Determinación de la presencia de una apnea del sueño (trastorno, pausas en la respiración o respiración superficial durante el sueño), con la realización, si fuera necesario de estudios sobre el sueño.
· Revisar la circunferencia de la cabeza, la altura y el peso, utilizando los estándares de las curvas de crecimiento para la acondroplasia (2).
Se propone administrar la hormona de crecimiento aunque se sabe que las personas con acondroplasia tienen normal el nivel de la hormona de crecimiento, pero estudios revelan un mayor crecimiento en pacientes que se les ha administrado la hormona de crecimiento, con mejores resultados durante el primer año (2, 4, 7,8).
Este trastorno requiere de cirugía para corregir algunas deformidades óseas:
· Fusión espinal: esta cirugía conecta las vértebras permanentemente, de lo contrario estarían separadas. Se realiza en sujetos que presentan cifosis espinal significativa.
· Laminectomía: se abre el canal mediante una cirugía y se aplaca la presión en la columna vertebral por la estenosis espinal. La estenosis espinal es el canal espinal estrecho, esta es la deformidad más compleja que presenta la acondroplasia (7).
· Osteotomía: en esta cirugía se cortan los huesos de las piernas y se dejan cicatrizar de manera que queden anatómicamente correctos. se interviene quirúrgicamente de esta manera a pacientes que presentan una grave deformidad de maneto o piernas arqueadas (figura 3) (6, 7).
Figura 3: Piernas en arco, deformidad de maneto.
Anteriormente la osteotomía se realizaba especialmente para corregir deformidades, en la actualidad, se emplean procedimientos de extensión ósea en niños de baja estatura aplicándose también a personas con acondroplasia. Este es un procedimiento realizado a largo plazo (hasta dos años) y es traumático para el paciente y su familia. Es común que se presenten graves complicaciones, sin embargo, los resultados son satisfactorios ya que con esta cirugía se puede lograr un incremento en la extensión de pierna (estatura) aproximadamente de siete pulgadas, (unos diecisiete centímetros) y una aumento en la extensión de brazo cerca de cuatro pulgadas (casi once centímetros); en algunos casos se puede mejorar la talla en treinta-treinticinco centímetros. El resultado es una medida y proporción estándar, no obstante, debido a la presencia de muchas complicaciones, se recomienda realizar este procedimiento únicamente en centros especializados en intervenciones de este tipo (Figura 4) (4, 6, 7,8,).
Figura 4: A la derecha sujeto con acondroplasia, después de realizarse una cirugía de extensión ósea.
Científicos investigan la familia de genes llamado factores del crecimiento de fibroblastos, en este se encuentra el gen que causa la acondroplasia, se pretende comprender cómo provoca el gen defectuoso las particularidades encontradas en la acondroplasia (6).
En España se está empleando un tratamiento mediante el empleo de RNAs de interferencia, el cual pretende disminuir o frenar la sobre actividad de factor FGFR3, que se encuentra mutado en la acondroplasia, permitiendo de este modo que los huesos se desarrollen normalmente.
Se emplea la técnica de los ARN de interferencia (siRNA) seleccionando precisamente los que contengan el área afectada por la mutación. Después de seleccionar los oligonucleotidos mas apropiados se aplican en condorcitos de rata genéticamente modificados que han si transfectados con el gen mutado del receptor FGFR3 humano (Figura 5). Se comprueba la efectividad del tratamiento realizando ensayos para medir la tasa de expresión del gen FGFR3, tanto analizando los niveles de ARN mensajero con la técnica de RT-PCR, como por técnicas inmunocitoquímicas y de Western blot, y de este modo verificar si está presente o ausente la citada proteína. Complementariamente se valoran en estas células diferentes aspectos como su capacidad de proliferación, su estado de maduración y cambios presentes en la matriz extracelular posterior al tratamiento, así se comprueba cuales de los siRNA son los que de manera mas efectiva hacen retornar a los condrocitos acondroplásicos a un estado bioquímicamente normal similar al de los condrocitos control (5).
Figura 5: Cultivo de condrocitos transfectados con el receptor FGFR3 acondroplásico
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